viernes, 23 de mayo de 2014

Jumpear el Tiburón y Saltar el Shark

       Internet funciona como un agujero negro que nos chupa y nos expone a un sinfín de contenidos que van más allá de los memes, el porno y los videos graciosos de gatos...gracias al poder de succión de dicho agujero es que hace un tiempo llegué a tvtropes.org, una página que genera palabras o expresiones -en inglés, pero hay que bancarla- para definir ciertas reglas y clichés que suelen suceder en el universo canónico del cine y las series populares. El entramado temático del contenido de la página es demencial, una suerte de Wikipedia llena conceptos relacionados con los medios y entretenimiento. Para darles un ejemplo, se puede encontrar un desarrollo teórico sobre el cliché "niño malvado adoptado" que tantas veces vemos en el género de terror. Y cada definición se nutre de otras definiciones que conforman la página, por ende cada consulta sobre algún concepto deriva en ahondar en muchos otros temas que nos cruzamos involuntariamente, como ser "al negro siempre lo matan primero" o "el único negro en un grupo caucásico" (la utilización de "negros" como ejemplo es completamente azarosa...tengo muchos amigos negros y judíos, como suelo recalcar siempre).


El Fonzi. Canchero como él solo.
       Y es así como llegué a comprender en su totalidad un concepto que había visto revolotear desde hace bastante tiempo en artículos y críticas: Jumping The Shark. ¿A que viene esto? Dicha expresión hace referencia al momento determinado en el que una serie de TV tira su último manotazo de ahogado en pos de mantenerse en la cima y conservar el interés -ya en picada- de su audiencia, hecho que deja en claro que el show se quedó sin ideas nuevas y de ahí en más todo será cuesta abajo (para una explicación más detallada pueden ver el link de tvtropes y no depositar toda su confianza en el demente que les escribe)

       Hasta acá todo lindo y bonito pero ¿De dónde sale la expresión "Jumping The Shark"? En los setenta había una serie llamada Happy Days, narraba en el estilo clásico de sitcom yanqui las desventuras de un grupo de adolescentes de la década del cincuenta y principios del sesenta. Entre los personajes se encontraba Arthur "Fonzie" Fonzarelli, mejor conocido como "The Fonzie", el típico rebelde y cancherito de campera de cuero, moto y pelo engominado  de los cincuentas. A pesar de ser un personaje menor, la popularidad de Fonzie entre la audiencia fue creciendo a tal punto que su presencia se hizo pivotal dentro de la serie.

     La serie duró once largas temporadas, pero mostraba señales de desgaste desde mucho antes. Es así como en la quinta temporada aparece un capítulo en el cual el mencionado Fonzie hace esquí acuático y salta sobre un tiburón para demostrar su valentía al ser desafiado a un reto... exacto, una serie que en sus inicios era la típica sitcom caucásica que giraba alrededor de la inagotable nostalgia yanqui sobre los '50 se había alejado tanto de su idea inicial, que ahora su personaje central saltaba sobre un tiburón haciendo esquí acuático para despabilar a la audiencia.


El Fonzie saltando al tiburón. (voy a evitar hacer comentarios sobre la forma escandalosa en que la música por momentos afana a la música original de Tiburón...ejem)

       Desde que el señor Jon Hein acuñó el concepto Jumping The Shark, este sirvió para definir ese momento preciso en que una producción pierde completamente su norte y se enfila de manera inexpugnable hacia su fin, ya sea a nivel historia, personajes, verosimilitud, nivel de producción, etc.

       Ejemplos clásicos de jumpear el tiburón pueden ser todos aquellos momentos en que las series familieras de los ochentas que -adentradas en varias temporadas- adoptaban algún huérfano o agrandaban la familia con un nuevo personaje sacado de la galera, el cual nunca se ganaba la simpatía del público, como el coloradito que pusieron en Blanco y Negro (Diff'rent Strokes) para hacer de hermano de Willis y Arnold antes de bajarle definitivamente la cortina a la serie.

          Un ejemplo siempre presente en toda novela o drama televisivo es aquel donde un personaje muere y aparece su hermano gemelo, o muere y regresa pero con otra cara porque tuvo un accidente que lo dejó horriblemente desfigurado y se sometió a múltiples cirugías plásticas. La gran "fue todo un sueño fantástico y nunca sucedió" también forma parte de este tropo, todos estos ejemplos suelen interpretarse por la audiencia con dos dedos de frente -o más- como un pobre intento por parte de los autores de abusar de su suerte y meter elementos tan inverosímiles dentro de la trama que logran el efecto contrario al buscado, dejando en claro que la serie en cuestión se empezó a quedar sin nafta.

PARECIDOS. Sam y Arnold en Blanco y Negro, otro negro y el humo negro de Lost
       El misterioso humo negro de Lost también podría caer dentro de esta categoría (fans de Lost, vengan de a uno que me re paro de manos, eh!). Idem el inicio de la más reciente temporada de Family Guy, en la que supuestamente moría Brian el perro, solo para regresar un par de episodios más adelante con una explicación poco convincente. Y cualquier episodio de Los Simpsons en el cual viajen a Japón, Brasil, Africa o cualquier destino exótico de turno que poco tendrá que ver con la idea central de una familia como cualquiera enfrentando con humor y acidez los contratiempos de la sociedad moderna de consumo, el entretenimiento, los medios y la política, entre otros de los temas que solían aparecer inteligentemente solapados en los mejores -y más viejos- capítulos de la serie animada más longeva de la historia mundial de la televisión.

      Nuestra tele local tampoco es ajena a esto de jumpear el tiburón: toda serie de Pol-Ka que empiece como una alegre historia de familia, grupo de amigos veinteañeros o el retrato de algún barrio arquetípico, derivará inevitablemente en una trama que involucrará alguna enfermedad terminal, antagonistas que se vuelven villanos caricaturescos, secuestradores de niños y asesinos despiadados, junto a muchas otras variantes catastróficas que nos harán pensar adonde fue a parar esa tira costumbrista que al principio prometía ser un producto agradable para ver en familia a la hora de la cena.

IGUALDAD. Si el Fonzie pudo saltar el tiburón, obvio que Homero también puede. ¿O qué se piensan?
       Espero haber hecho un aporte mínimamente interesante al diccionario de Cultura Pop de todo aquel lector de este impopular blog con el concepto Jumping The Shark...me despido dejándoles un mensaje de alivio: sepan que Hamburguejas Al Vapor no planea nunca saltar el tiburón o al menos no piensa hacerlo en el futuro inmediato....bueno al menos no hasta que aparezca un público masivo, picos de visitas en blogger, limusinas, minitas y champagne. En ese momento veré que hacer...


Saludos y hasta la próxima!