El Fonzi. Canchero como él solo. |
Hasta acá todo lindo y bonito pero ¿De dónde sale la expresión "Jumping The Shark"? En los setenta había una serie llamada Happy Days, narraba en el estilo clásico de sitcom yanqui las desventuras de un grupo de adolescentes de la década del cincuenta y principios del sesenta. Entre los personajes se encontraba Arthur "Fonzie" Fonzarelli, mejor conocido como "The Fonzie", el típico rebelde y cancherito de campera de cuero, moto y pelo engominado de los cincuentas. A pesar de ser un personaje menor, la popularidad de Fonzie entre la audiencia fue creciendo a tal punto que su presencia se hizo pivotal dentro de la serie.
La serie duró once largas temporadas, pero mostraba señales de desgaste desde mucho antes. Es así como en la quinta temporada aparece un capítulo en el cual el mencionado Fonzie hace esquí acuático y salta sobre un tiburón para demostrar su valentía al ser desafiado a un reto... exacto, una serie que en sus inicios era la típica sitcom caucásica que giraba alrededor de la inagotable nostalgia yanqui sobre los '50 se había alejado tanto de su idea inicial, que ahora su personaje central saltaba sobre un tiburón haciendo esquí acuático para despabilar a la audiencia.
El Fonzie saltando al tiburón. (voy a evitar hacer comentarios sobre la forma escandalosa en que la música por momentos afana a la música original de Tiburón...ejem)
Desde que el señor Jon Hein acuñó el concepto Jumping The Shark, este sirvió para definir ese momento preciso en que una producción pierde completamente su norte y se enfila de manera inexpugnable hacia su fin, ya sea a nivel historia, personajes, verosimilitud, nivel de producción, etc.
Ejemplos clásicos de jumpear el tiburón pueden ser todos aquellos momentos en que las series familieras de los ochentas que -adentradas en varias temporadas- adoptaban algún huérfano o agrandaban la familia con un nuevo personaje sacado de la galera, el cual nunca se ganaba la simpatía del público, como el coloradito que pusieron en Blanco y Negro (Diff'rent Strokes) para hacer de hermano de Willis y Arnold antes de bajarle definitivamente la cortina a la serie.
Un ejemplo siempre presente en toda novela o drama televisivo es aquel donde un personaje muere y aparece su hermano gemelo, o muere y regresa pero con otra cara porque tuvo un accidente que lo dejó horriblemente desfigurado y se sometió a múltiples cirugías plásticas. La gran "fue todo un sueño fantástico y nunca sucedió" también forma parte de este tropo, todos estos ejemplos suelen interpretarse por la audiencia con dos dedos de frente -o más- como un pobre intento por parte de los autores de abusar de su suerte y meter elementos tan inverosímiles dentro de la trama que logran el efecto contrario al buscado, dejando en claro que la serie en cuestión se empezó a quedar sin nafta.
PARECIDOS. Sam y Arnold en Blanco y Negro, otro negro y el humo negro de Lost |
Nuestra tele local tampoco es ajena a esto de jumpear el tiburón: toda serie de Pol-Ka que empiece como una alegre historia de familia, grupo de amigos veinteañeros o el retrato de algún barrio arquetípico, derivará inevitablemente en una trama que involucrará alguna enfermedad terminal, antagonistas que se vuelven villanos caricaturescos, secuestradores de niños y asesinos despiadados, junto a muchas otras variantes catastróficas que nos harán pensar adonde fue a parar esa tira costumbrista que al principio prometía ser un producto agradable para ver en familia a la hora de la cena.
IGUALDAD. Si el Fonzie pudo saltar el tiburón, obvio que Homero también puede. ¿O qué se piensan? |
Saludos y hasta la próxima!